“México es un país atractivo por su ubicación geográfica para el nearshoring, pero carece de infraestructura para la relocalización de empresas tecnológicas que acaben con la escasez de productos e insumos.
La guerra comercial entre Estados Unidos y China, las disrupciones en la cadena de suministros provocada por la pandemia del covid-19 y ahora el conflicto bélico en Ucrania han obligado a reconfigurar las cadenas globales de valor, por lo que el nearshoring ha surgido como una opción para lograr este fin y acabar con la escasez de algunos bienes”.
Analiza José Ignacio Martínez Cortes Coordinador de LACEN-UNAM y profesor del CRI-FCPyS en La Jornada.